martes, 28 de abril de 2009

HOY NO HAY POESIAS

Vamos a ponernos serios, hoy vamos a hacer una reflexión sobre el gobierno, o más bien desgobierno de nuestro pueblo.

En una democracia, se puede dar el caso que un partido necesite el apoyo de oto grupo para sacar adelante los presupuestos de un ayuntamiento, pero que un ayuntamiento como el de Fuentes, con mayoría absoluta de PSOE, a día de hoy ni siquiera haya presentado unos presupuestos, y se esté funcionando con la prorroga del presupuesto de 2008, es demencial.

En la prensa se habla de obras, de proyectos, de dinero, etc. Se comienzan obras (como las del plan E), se presume de inversiones, pero estas no están presupuestadas, no están consignadas las partidas, se podría hablar de ilegalidad, pues los plazos que están previstos en la Ley de Regulación de las Haciendas Locales se han bordeado. Pero dejando al margen si es o no una ilegalidad, lo cierto es que es una irresponsabilidad.

Este equipo de gobierno se jacta de tener previsto el comienzo de un macro gimnasio que nos va a costar la friolera de 150 millones de las antiguas pesetas, (eso es lo que nos dicen, seguro que termina en 200), hablan de una infraestructura que cubrirá las necesidades de Fuentes aunque llegue a 10.000 habitantes, ¿podemos permitirnos ese gasto?. En seis años que llevan en este ayuntamiento han sido incapaces de terminar una casa de cultura que estaba terminada en su primera fase, que derribaron y que no se sabe si la veremos terminada algún día, eso ha costado muchísimo dinero, que de una forma u otra pagaremos los vecinos. Pese a estar gobernando en Fuentes, y sus compañeros en Aragón y España, este equipo de gobierno ha sido incapaz de presionar para que terminen las obras del desdoblamiento, al paso que llevan no van a ser capaces ni de inaugurar la obra en plena campaña electoral, (creo que el culpable es Álvarez Cascos). No hay ni habrá piscina cubierta, todavía no tenemos eco vertedero, no bebemos agua de calidad y para colmo nos cuentan que las viviendas de protección no se pueden comenzar hasta que no terminen las obras de urbanización de la zona, como si en seis años no les hubiera dado tiempo, ¿para que tanto correr con el sorteo? estamos más o menos a mitad de legislatura y la gente a la que se le ofreció una vivienda todavía no dispone de ella, ¿cuál será el precio final de la misma? ¿vale el actual proyecto si ha cambiado la normativa de construcción y de materiales en las viviendas?.

Podemos seguir y seguir y solo veríamos una y otra vez la incapacidad de este equipo de gobierno y la incompetencia que hace que ni siquiera proyectos estrella de su programa electoral se hayan llevado a cabo, hablaron de 200 viviendas, del campo de golf, polígono industrial gigantesco en La Corona, etc, etc, etc.

Al igual que el gobierno de ZP, este ayuntamiento es inoperante y carente de ideas para sacarnos de esta crisis. Menos proyectos faraónicos y más acción, no piensen que estando quietecitos, esto se va a solucionar solo.

Creo que el pueblo de Fuentes, muy a mí pesar, los eligió para que gobernasen en Fuentes y para que tomasen decisiones en Fuentes, no para simplemente hacer acto de presencia en otras instituciones y votar lo que les indique en cada momento su portavoz de grupo.


ג’וס בלאס

viernes, 17 de abril de 2009

ESTOS MOLINOS DE VIENTO

En un lugar de Aragón de cuyo nombre no logro acordarme, existía una alcaldesa, que quizás fuese del PAR, que al igual que Don Quijote con gigantes de los grandes se empeño en de luchar.

Ya le dijeron algunos, no son gigantes señora, son unos cuantos molinos y se la va usted a dar.

Haciéndoles caso omiso, contra ellos fue a luchar, por supuesto se la dio, más no queriendo escuchar, de nuevo se levantó y se dispuso a luchar.

Otra vez se la pegó, y la prensa del lugar, sin dudarlo ni un momento no dejo de criticar, más la pusieron a caldo, y de ejemplo del lugar, de cómo las cosas no tienes que realizar.

De esta historia que les cuento, y que aun no se el final, solo pretendo que alguien cuando lea estas líneas no se de por aludida, pero si es inteligente saque alguna conclusión: Cuidado con los molinos si los quieres destruir, púes parecen tranquilicos pero están acostumbrados con el viento a girar, en todas las direcciones, con el fin de aprovechar la más mínima ocasión para moler ese trigo con el que luego amasar, su particular fortuna.

Los más viejos del lugar me enseñaron hace tiempo, que si dejas de engrasar esas ruedas del molino, no han de pasar muchos días sin que deje de girar, y esa es la oportunidad de poderte de acercar sin que corras el peligro de que te la puedas dar.


Esta historia es pura ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

miércoles, 8 de abril de 2009

EL VALOR DE LOS PRINCIPIOS

Hoy he recibido este correo por Email, en estos días de falta de compromiso de muchos (también de parte de la Iglesia) con las víctimas del terrorismo, testimonios como este son dignos de resaltar, es por eso que lo publico en mí blog.
Si por miedo a perder la vida, renunciamos a nuestros principios éticos, puede que físicamente sigamos vivos, pero moral y espiritualmente habremos muerto.

UN GRAN EJEMPLO A SEGUIR

Domingo Urtasun Martínez, nacido en Arboniés hace 59 años, estudió con los Agustinos y en 1972 fue ordenado presbítero. Entre 1974 y 1997 trabajó en Nicaragua donde se enfrentó a Somoza.
Hoy es el párroco de Mendavia.(Municipio de la Comunidad Foral de Navarra)
Hace unos días, al recoger el correo, encuentra sorprendido una carta de ETA exigiéndole más cooperación por la lucha de Euskal Herría.
Esta fue su contestación (publicada en el Diario de Navarra el 23/05/2007).

A quien concierna: He recibido una carta, sin remite y sin firma, a la que contesto públicamente, con la esperanza de que sea leída por los interesados. Mi primera impresión fue de sorpresa. Pero después de releerla detenidamente, no dudé en pensar que lo que tenía en mis manos era un panfleto del más rancio corte estalinista. Esto se desprende ya desde el primer párrafo que dice literalmente: «Nos dirigimos a Vd. porque venimos constatando su inhibición y escaso interés en la defensa de la Iglesia Vasca». ¿Desde cuándo existe la «iglesia vasca»? ¿Quién es el fundador de tal iglesia? ¿Quiénes son sus autoridades? ¿En qué lugar de Euskal Herría residen?... No alarguemos inútilmente este interrogatorio. Yo he sido bautizado en la Iglesia Católica, que tiene su origen y fundamento en Jesucristo. Mi Obispo y el Papa son mis autoridades. Y todos mis esfuerzos están orientados en esa dirección. Por otra parte, ¿quiénes son Uds. para pretender «obligarme a trabajar más activamente por una Euskal Herría libre, soberana e independiente», como afirman en su carta? Desde mi infancia aprendí que mi patria es España. En ella he crecido, en ella vivo y en ella espero morir, si Dios quiere. No estoy, en absoluto, por la labor de establecer nuevas fronteras, sino más bien por derribar muros y mugas que nos separen.
Tienen la desfachatez de señalarme algunas tareas, como por ejemplo: «poner nombres vascos a los que se bautizan». Señores míos, ¿de verdad que hablan en serio? ¿Estarían dispuestos a aceptar que el cura pusiera los nombres a sus hijos? No me lo puedo creer. Para darle consistencia a tan absurda proposición citan «el comportamiento ejemplar de muchos curas patriotas». Yo pensaba que este lenguaje obsoleto y arcaico, y este afán por promover «iglesias patriotas», sólo se daba en la extinta Unión Soviética y en los países de su órbita comunista, sin excluir la China de Mao Tse-Tung. Esto me suena a manual de Marxismo-Leninismo para principiantes. Finalmente, su atrevimiento llega hasta «pedirme, también, el voto para H.B. ¡Qué más da cómo nos llamen los fascistas…!» Pues va a ser que no. Sería lo último que se me pudiera ocurrir. ¿Cómo voy a votar por quienes no son capaces de condenar la violencia que asesina indiscriminadamente, y no sienten ningún escrúpulo al profanar los humildes monumentos que el pueblo erige en recuerdo de las víctimas del terrorismo, como acaba de suceder en Berriozar con el monumento a Francisco Casanova, a quien me correspondió enterrar?. Es como volver a asesinarlo de nuevo. De verdad que no me resulta ilusionante colaborar con sujetos de semejante catadura moral. Domingo Urtasun, párroco de Mendavia

jueves, 2 de abril de 2009

LA IZQUIERDA SAQUEA LAS RESERVAS DE ORO

El PSOE se empeña en rememorar la guerra civil española, más que rememorar intentan reescribir la citada contienda. Pero lejos de eso lo que están haciendo es descubrirse ellos solos, fueron unos traidores a la Patria entonces y lo son ahora.

Uno de los episodios más sonados fue sin duda el traslado de las reservas de oro y plata del Banco de España a Rusia, y su posterior utilización en no se sabe muy bien en que, solo se sabe que desapareció. En aquel momento, el gobierno de izquierdas dejó a España sin un duro, ya que el oro no era del gobierno, si no de todos los españoles.

No hace mucho tiempo (2007) hemos conocido la venta de gran parte de las reservas de oro del Banco de España a Rusia, a un precio casi irrisorio, cuando en estos momentos ese oro vale una autentica fortuna. Este gobierno socialista vuelve a las andadas, dejar a los españoles sin un kilo de oro, regalándoselo otra vez a los rusos, y condicionando a los gobiernos que puedan llegar luego.

Parece que lo único que saben hacer es “robar” y dejar España como un solar, eso habrá que agradecérselo a este gobierno de ZP y a todos los que lo han elegido.

ESPAÑA NO SE MERECE UN GOBIERNO QUE MIENTA.

Para ilustrar un poco a mis lectores, dejo un par de articulitos que hablan por si solos de los hechos acaecidos en España, en 1936 y en 2007.

España año 2007

SOLBES DICE QUE "EL ORO YA NO ES RENTABLE"

El Banco de España vuelve a vender en mayo importantes cantidades de oro
Las reservas de oro del Banco de España siguen menguando. Si en sólo dos meses, marzo y abril vendió un 20 por ciento de sus reservas, en mayo continuó con las ventas, también a un alto ritmo: 28 toneladas. Pedro Solbes, ministro de Economía, achaca las ventas a la rentabilización de las reservas, pero los analistas prevén nuevas subidas del oro, cuya cotización podría alcanzar los 2.000 dólares (en la actualidad cotiza a 661,50).
(Libertad Digital) El Banco de España ha vendido 28 toneladas de oro en el mes de mayo, según se desprende del último informe de Activos de Reservas, que se suman a las 80 toneladas vendidas en los meses de marzo y abril. De este modo, en tres meses el Banco de España se ha desprendido del 25 por ciento de sus activos en oro.

El senador popular Javier Sánchez Simón preguntó este miércoles al ministro de Economía, Pedro Solbes, sobre las razones del órgano regulador de realizar las ventas de oro en marzo y abril. La respuesta de Solbes fue que "se pretende, vendiendo oro, activo no rentable, convertirlo en bonos de renta fija, que sí tienen rentabilidad". Y añadió "En base a este marco legal, el Banco de España ha llevado a cabo un proceso de fortalecimiento de su situación patrimonial tratando de mejorar la rentabilidad de su activo". "El oro ya no es rentable", sentenció. En mayo las ventas han continuado.

La onza podría alcanzar los 2.000 euros

El oro es un activo monetario, y de hecho fue la base de las monedas nacionales, junto con la planta, hasta que los bancos centrales las fueron desvinculando de los metales. No obstante sigue teniendo una gran relevancia, como demostró en 1980; entonces llegó a cotizar a cerca de 860 dólares, lo que equivaldría a cerca de 2.000 dólares de 2006. Varios expertos consideran que el exceso de liquidez en dólares, la debilidad cada vez más clara de esta moneda y las previsiones de inflación hacen pensar que muchos inversores vuelvan a refugiarse en el oro. En tal caso, podría volver a alcanzar niveles como los de 1980. De ser así, las razones de rentabilidad no serían tan claras.

Un informe del pasado año firmado por el banco británico Cheuvreux, de Crédit Agricole, apuntaba precisamente a la posibilidad de que la onza alcance los 2.000 dólares, ya que funciona "como una alerta temprana de crisis" y en la actualidad "hay un déficit de oferta sobre la demanda de unas 700 toneladas. El informe considera que las reservas reales de los bancos centrales podrían estar de 10.000 a 15.000 toneladas por debajo de las 31.000 reconocidas en ese año.

España año 1936

La orden de traslado y sus motivaciones

El 13 de septiembre se firmó un decreto reservado del Ministerio de Hacienda, emitido a iniciativa del nuevo ministro, Juan Negrín, por el cual se autorizaba el traslado de las reservas metálicas del Banco de España y preveía una futura rendición de cuentas a las Cortes que nunca llegó a producirse:
Ministro de Hacienda
Excmo. Sr:Por su excelencia el presidente de la República, y con fecha 13 del actual, ha sido firmado el siguiente decreto reservado: La anormalidad que en el país ha producido la sublevación militar aconseja al Gobierno adoptar aquellas medidas precautorias que considere necesarias para mejor salvaguardar las reservas metálicas del Banco de España, base del crédito público. La índole misma de la medida y la razón de su adopción exigen que este acuerdo permanezca reservado. Fundado en tales consideraciones, de acuerdo con el Consejo de Ministros, y a propuesta del de Hacienda, vengo en disponer, con carácter reservado, lo siguiente:
Art. 1º: Se autoriza al Ministro de Hacienda para que en el momento que lo considere oportuno ordene el transporte, con las mayores garantías, al lugar que estime de más seguridad, de las existencias que en oro, plata y billetes hubiera en aquel momento en el establecimiento central del Banco de España.
Art. 2º: El Gobierno dará cuenta en su día a las Cortes de este decreto.
Madrid, 13-9-36.
El decreto está firmado por el presidente de la República, Manuel Azaña, el cual afirmaría posteriormente su desconocimiento sobre el destino final de las reservas. Según justificó más tarde Largo Caballero, Azaña fue informado más tarde debido a su estado emocional y el carácter reservado de la operación:
"¿De esta decisión convenía dar cuenta a muchas personas? No. Una indiscreción sería la piedra de escándalo internacional [...] Se decidió que no lo supiera ni el Presidente de la República, el cual se hallaba entonces en un estado espiritual verdaderamente lamentable, por consiguiente sólo lo sabía el Presidente del Consejo de Ministros [el propio Largo], el Ministro de Hacienda [Negrín] y el de Marina y Aire [Indalecio Prieto]. Pero los dos primeros serían los únicos que se habían de entender con el Gobierno de Rusia".
Diversos autores, como Viñas, han señalado que la decisión de trasladar el oro fuera de Madrid estuvo motivada por el rápido avance del ejército de África, que desde su llegada a la Península había realizado un rápido avance hacia la capital, encontrándose, en el momento de tomarse la decisión, ya en Talavera de la Reina, a 116 kilómetros de Madrid, sin que ninguno de los esfuerzos hechos para detenerlos o frenar su avance hubiesen tenido éxito, siquiera parcial. Sin embargo, las tropas sublevadas no llegarían finalmente hasta dos meses después, no debido a la resistencia de las fuerzas republicanas, sino a una decisión del propio Franco, que decidió desviarse para socorrer a los sitiados en el Alcázar de Toledo, en una operación de prestigio que le consolidó políticamente y le permitió ascender a la jefatura del Estado el 29 de septiembre de 1936. La capital resistiría hasta el fin la guerra, y el propio gobierno republicano no se trasladó a Valencia hasta el 6 de noviembre.
Uno de los principales protagonistas de los hechos, Largo Caballero, justificó posteriormente, en su exilio francés, el envío del oro en el Pacto de No Intervención y la defección de las democracias con respecto a la República, y la amenaza de los sublevados sobre Madrid. No obstante lo cual, su compañero, el también socialista Luis Araquistáin, lo atribuyó posteriormente a la coacción soviética.[]
También se habló del peligro faísta, y de la intención anarquista de asaltar las bóvedas del Banco de España y transferir las reservas de oro a Barcelona, el bastión de la CNT y la FAI, no sólo para mantenerlo a salvo, sino para comprar material de guerra por su cuenta. Este plan habría sido preparado por Diego Abad de Santillán, uno de los más ardientes detractores de Negrín, pero tal extremo es considerado falso por el historiador libertario Francisco Olaya Morales, que opina que el oro se trasladó a Cartagena no por motivos de seguridad o por ninguna amenaza franquista o anarquista, sino con la intención preconcebida de enviarlo a Moscú.
Aunque la mayoría de los historiadores consideran a Negrín el artífice del envío del oro (por iniciativa propia o confabulado con los soviéticos, dependiendo de las interpretaciones), no está claro quién tuvo la idea de sacar la reserva fuera de España. El historiador británico Antony Beevor cita que existen versiones que atribuyen al agregado comercial soviético Arthur Stashevski la sugerencia a Negrín de tener una «cuenta corriente en oro» en Moscú, debido a la amenaza que pendía sobre Madrid y a la necesidad de comprar armas y materias primas. Pero también cita a Gabriel Jackson y Víctor Alba, los cuales en su libro Juan Negrín le atribuyen la idea al propio Negrín, sosteniendo que la idea tomó por sorpresa a los soviéticos y que Negrín tuvo que explicar cuidadosamente la idea al embajador Rosenberg. Su amigo y compañero Mariano Ansó lo defendía afirmando:
"no pudo ser ni fue el artífice del envío a Rusia del oro español; fue a lo sumo un cooperante de menor importancia del Lenin español y sus consejeros áulicos, a la cabeza de los cuales figuraba Luis Araquistáin"
Según Martín Aceña, fue igualmente Stashevski quien propuso a Negrín depositar el oro en Moscú, en tanto que Walter Krivitsky, general del Ejército Rojo y encargado de la inteligencia militar en Europa Occidental durante la época, posteriormente huido a Estados Unidos, afirma que cuando Stalin decidió intervenir en España, no quiso arriesgar nada, sino que se aseguró de que existía suficiente oro como para pagar la ayuda a la República.
En cualquier caso, no fue hasta el día siguiente, el lunes 14 de septiembre, que el Consejo del Banco de España (muy reducido tras el inicio de la guerra) fue informado de la decisión de incautar el oro y trasladarlo. Dado que el traslado había comenzado hora antes de la sesión informativa, el Consejo del Banco no pudo impedir dichas medidas. No obstante, los dos únicos consejeros representantes de los accionistas del Banco de España que no se habían pasado a los sublevados (José Álvarez Guerra y Lorenzo Martínez Fresneda), presentaron su dimisión. Martínez Fresneda expresó su más enérgica protesta alegando que el traslado era ilegal, puesto que el oro era de exclusiva propiedad del Banco de España, y ni el Estado ni el Gobierno podían disponer de él; además señaló que el oro garantizaba por ley la convertibilidad de los billetes del Banco, y, por tanto, debía permanecer en la caja de seguridad del Banco:
«A mediados de septiembre [de 1936], según información personal y directa del señor Martínez Fresneda al Asesor Jefe, el día 14, se citó a un Consejo extraordinario y secreto para el siguiente día 15. En él se dio cuenta por el señor Gobernador de que el Gobierno había dispuesto, ante el avance de las tropas insurrectas, incautarse de todo el oro del Banco, para trasladarlo a sitio y localidad donde estuviera con más seguridad que las ofrecidas por Madrid, al cual se dirigían dichas tropas con intención de tomarlo, y que al efecto había ya comenzado dicha traslación. Entonces el señor Martínez Fresneda dijo que, simultánea la noticia del acuerdo del Gobierno de la incautación y traslación del oro del Banco, con la ejecución del acuerdo, no cabía discutir sobre tal acuerdo para impugnar e impedir su realización, toda vez que está ya ejecutándose, pero si no cabía discusión, sí cabía y lo hacía constar del modo más solemne su enérgica protesta, por considerar el acuerdo ilegal e ineficaz en derecho. Era ilegal, porque siendo el oro de propiedad exclusiva del Banco, ni el Estado ni el Gobierno podían disponer de él. Por otra parte, dijo, el oro es la reserva que previene la ley y que garantiza la convertibilidad del billete, y siendo ello así, en parte alguna puede estar, sino en la caja del Banco y precisamente cuando se acaba de inaugurar la nueva caja, que responde a todos los adelantos de seguridad a prueba de incendios, de bombas, etc., todo ello demuestra lo desafortunado del acuerdo. Concluyó reiterando su protesta y a ella se sumó en iguales términos de energía el señor Álvarez Guerra (Asesor Jefe). Añadió que, corolario de esa protesta y lógica consecuencia era su dimisión que anunciaba al Consejo.»

Apropiación del oro y traslado a Cartagena

Menos de 24 horas después de la firma del decreto, la madrugada del 14 de septiembre de 1936 entraron en el Banco fuerzas de carabineros y milicias, enviadas por el ministerio de Hacienda de acuerdo con los comités de la UGT y de la CNT en el mismo Banco. Dirigió la operación de apropiación el entonces Director General del Tesoro y futuro ministro de Hacienda en el gobierno de Negrín, Francisco Méndez Aspe. Le acompañaban el capitán Julio López Masegosa, 50 ó 60 metalúrgicos y cerrajeros y un grupo de empleados de banca pertenecientes al Sindicato de Madrid, cuyo presidente era Amaro del Rosal, futuro director de la Caja General de Reparaciones. El cajero principal, al ver que la reserva de oro iba a ser evacuada, se suicidó en su despacho.
Obtenidas las llaves, se abrieron las cajas y cámaras donde se custodiaban las reservas, y durante varios días los agentes del Gobierno estuvieron extrayendo todo el oro allí depositado. El metal precioso se colocó en cajas de madera de 30'5 x 48'2 x 17'7 cm, las utilizadas habitualmente para el transporte de municiones, y fue transportado en camiones a la Estación del Mediodía, y desde allí a Cartagena, donde fue depositado en los polvorines de La Algameca. Viñas considera la elección de Cartagena lógica, ya que «se trataba de una gran base naval, pertrechada y defendida adecuadamente, un tanto alejada del teatro de operaciones y desde la cual cabía la posibilidad de, llegado el caso, transportar por vía marítima las reservas a algún nuevo lugar.»
El traslado por vía férrea hasta Cartagena fue protegido por la "Brigada Motorizada" del PSOE como explica el testimonio de testigos del hecho. A los pocos días de la extracción del oro del Banco de España, los mismos funcionarios, utilizando idénticos procedimientos a los empleados con el oro, recogieron la plata, por una cuantía total de 656.708.702,59 pesetas, que fue vendida a los EE.UU. y a Francia entre junio de 1938 y julio de 1939 por una cifra algo superior a 20 millones de dólares (una parte fue embargada por las autoridades francesas). Con la reserva de oro en lugar seguro, a cientos de kilómetros del frente, parecía que se había cumplido el mandato del Decreto Reservado del 13 de septiembre. Los nacionales, enterados del traslado del oro, calificaron el hecho de "expolio" y protestaron internacionalmente.[] Viñas cree que su destino final no estaba decidido todavía. «De hecho, inmediatamente después de su llegada a Cartagena lo que se decidió fue, precisamente, aumentar el volumen de los envíos que se remesaban a Francia.» Sin embargo, el 15 de octubre Negrín y Largo Caballero decidieron trasladar el oro de Cartagena a Rusia.
El 20 de octubre, el director del NKVD en España, Alexander Orlov, recibió un telegrama cifrado de Stalin, ordenándole organizar el envío del oro a la URSS y concertó los preparativos con Negrín. Orlov le dijo que llevaría a cabo la operación con los tanquistas soviéticos que acababan de llegar a España. En su posterior informe al Subcomité del Senado de los Estados Unidos declaró lo siguiente:
«Deseo subrayar que, en aquel tiempo, el gobierno español (...) no controlaba completamente la situación. Le dije francamente al ministro de Hacienda Negrín que si alguien se enteraba de ello, si los anarquistas interceptaban a mis hombres, rusos, con los camiones cargados de oro español, los matarían y sería un tremendo escándalo político en todo el mundo, que incluso podría provocar una revolución interna. Por ello (...) le pregunté si el gobierno español podría extenderme credenciales bajo algún nombre ficticio (...) como representante del Banco de Inglaterra o del Banco de América, porque entonces (...) podría decir que el oro se estaba transportando a América por razones de seguridad (...) Negrín no puso ninguna objeción. Pensó que era una buena idea. Yo hablaba un inglés relativamente bueno y podía pasar por extranjero. Por lo tanto, me extendió las credenciales de un hombre llamado Blackstone y me convertí en el representante del Banco de América.»
El día 22 de octubre de 1936 se personó en Cartagena Francisco Méndez Aspe, jefe del Tesoro y hombre de confianza de Negrín, que ordenó la extracción nocturna de la mayoría de las cajas de oro, con un peso aproximado de setenta y cinco kilos cada una, las cuales fueron transportadas en camiones y cargadas en los buques "Kine", "Kursk", "Neva" y "Volgoles". Según Orlov:
«Una brigada de tanques soviéticos había desembarcado en Cartagena dos semanas antes y ahora estaba estacionada en Archena, a 40 millas. La mandaba el coronel S. Krovoshein, que los españoles conocían como Melé. Krovoshein me asignó veinte camiones militares y otros tantos de sus mejores tanquistas (...) Los sesenta marinos españoles habían sido enviados al polvorín con una hora o dos de anticipación (...) Y así, el 22 de octubre, al anochecer, me dirigí, seguido de una caravana de camiones, al depósito de municiones (...) La salud de Ménez Aspe era algo muy serio. Era un hombre muy nervioso. Nos dijo que debíamos interrumpir la carga o pereceríamos [a causa de un bombardeo alemán]. Le respondí que no podíamos hacerlo, porque los alemanes continuarían bombardeando el puerto y el barco se hundiría, así que debíamos seguir. Entonces huyó y dejó solo a un ayudante, un español muy agradable que se encargó de contar las cajas del oro.»
El oro tardó tres noches en ser embarcado, y el 25 de octubre los cuatro barcos se hicieron a la mar rumbo a Odessa, puerto soviético del Mar Negro. Acompañaban a esta expedición, como personas de confianza, cuatro claveros del Banco de España (un clavero era un custodio de las llaves de las cajas fuertes del Banco): Arturo Candela, Abelardo Padín, José González y José María Velasco. Cabe indicar, asimismo, que Orlov había reseñado 7.900 y Méndez Aspe 7.800 cajas; el recibo final fue por 7.800, y no se sabe si fue un error o desaparecieron 100 cajas de oro.
El viaje y la recepción en Moscú

El convoy puso rumbo a la URSS, y la noche del 2 de noviembre Stalin se encontró con que habían arribado a Odessa tres barcos cargados con oro -el "Kursk" se retrasaría unos días por avería-, concretamente con 5.779 cajas de metal precioso. Uno de los colaboradores del general del GPU Walter Krivitsky le describía así la extraordinaria escena en el puerto ruso:
«Toda la zona próxima al dique fue despejada y rodeada por cordones de tropas especiales. A través de ese espacio vacío entre el muelle y las vías del ferrocarril, los más altos jefes de la Ogpu transportaban las cajas de oro a sus espaldas. Durante varíos días estuvieron transportando el oro, cargándolo en los camiones y llevándolo a Moscú en convoyes armados. Intentó darme una idea de la cantidad de oro que habían descargado en Odessa mientras caminábamos por la gran Plaza Roja. Señaló la extensión que nos rodeaba y dijo: «Si todas las cajas de oro que apilamos en los muelles de Odessa se colocaran aquí una al lado de otra, cubrirían completamente la Plaza Roja.»
El oro, custodiado por el 173 regimiento del NKVD, se trasladó inmediatamente al Depósito del Estado de Metales Preciosos del Comisariado del Pueblo para las Finanzas (Gokhran), en Moscú, donde fue recibido en calidad de depósito de acuerdo a un protocolo, fechado el 5 de noviembre, por el que se nombraba una comisión receptora formada por los representantes del Comisariado de Finanazas, J.V. Margoulis, director del Servicio de Metales Preciosos, O.I. Kagan, director del Servicio de Divisas, el representante del Comisariado de Negocios Extranjeros y el embajador español en la Unión Soviética, Marcelino Pascua. El oro arribó a la capital soviética un día antes del 19º aniversario de la revolución de Octubre. Entre los días 6 y 7 tuvo lugar la llegada y aceptación de las cajas que contenían metales preciosos de acuerdo con "la declaración verbal del embajador de la República Española en Moscú... y de los empleados del Banco de España que acompañan el convoy... (puesto que) las cajas no están numeradas ni provistas de facturas de acompañamiento que hubieran indicado la cantidad, el peso y el contraste del metal". Según Orlov, Stalin celebró la llegada del oro con un banquete al que asistieron miembros del buró político en el que habría dicho: «Los españoles no verán su oro nunca más, como tampoco ven sus orejas», expresión que tomó de un proverbio ruso.
El oro quedó a buen recaudo en el Gokhran bajo guardia militar, y entre el 9 y el 10 de noviembre llegaron las últimas 2.021 cajas, las que viajaran en el "Kursk", firmándose en la segunda de dichas fechas el protocolo de rigor. A continuación se procedió al recuento de una muestra de 372 cajas que habría de servir para redactar el acta de recepción preliminar, la cual quedó levantada el 20 de noviembre. Seguidamente, se recontó el total del depósito, para lo cual los cuatro claveros españoles habían previsto un plazo de un año, trabajando ellos solos en dos turnos diarios de siete horas; sin embargo, el recuento, que comenzó el 5 de diciembre, terminó el 24 de enero de 1937, pese a haberlo efectuado con el máximo esmero. Se abrieron 15.571 sacos, encontrando en su interior 16 clases distintas de monedas de oro: libras esterlinas (el 70%), pesetas españolas, luises y francos franceses, marcos alemanes, francos belgas, liras italianas, escudos portugueses, rublos rusos, coronas austriacas, florines holandeses, francos suizos, pesos mexicanos, pesos argentinos, pesos chilenos y, por supuesto, una extraordinaria cantidad de dólares estadounidenses. El depósito completo ascendía a 509.287,183 kilos de monedas y 792,346 kilogramos de oro en lingotes y recortes: un total, pues, de exactamente 510.079.529,30 gramos de oro bruto, que a una ley media de 900 milésimas equivalía a 460.568.245,59 gramos de oro fino (unas 14.807.363,8 onzas troy). El valor de este oro era de 1.592.851.910 pesetas-oro (518 millones de dólares). Aparte de ello, el valor numismático de las monedas era muy superior al del oro que contenían, aunque los soviéticos no lo calcularon ni tuvieron en cuenta. Sin embargo, sí pusieron extraordinario cuidado en enumerar las monedas que eran falsas, defectuosas o que contenían menos oro del debido. Los soviéticos jamás explicaron qué hicieron con las monedas raras y antiguas, aunque es dudoso que las fundieran. Burnett Bolloten plantea que es posible que se apartaran todas las monedas de valor numismático con la idea de venderlas gradualmente en el mercado internacional.
Terminada la contabilización, el 5 de febrero de 1937 el embajador español y los responsables soviéticos G. F. Grinko, comisario de Hacienda, y N. N. Krestinsky, su adjunto para asuntos exteriores, firmaron el acta de recepción definitiva del depósito de oro español, un documento en francés y en ruso. El párrafo 2, sección 4 de este documento estipulaba que el Gobierno español quedaba libre de reexportar o disponer del oro, y el último punto incluía una cláusula conforme a la cual los soviéticos se desentendían de cualquier responsabilidad sobre el depósito según lo fuesen empleando las autoridades republicanas. Dicha cláusula establecía que "en el caso que el Gobierno de la República ordenase la exportación del oro recibido en depósito por la URSS, o bien en caso que dispusiera del mismo de otra manera, la responsabilidad asumida en el presente acta por el Comisariado del Pueblo para las Finanzas será reducida automáticamente, en todo o en parte en proporción a las disposiciones del Gobierno de la República española". Quedaba claro, pues, que se trataba de un depósito que la República podía emplear libremente, exportándolo o enajenándolo, con lo que las autoridades soviéticas no asumían ninguna responsabilidad. Cabe señalar que la URSS otorgaba la titularidad del depósito al Estado español, y no al Banco de España, su verdadero propietario. Cuando el 15 de enero de 1937 el periódico de la CNT Solidaridad Obrera denunció la "descabellada idea de enviar las reservas de oro al extranjero", la agencia gubernamental Cosmos publicó una nota oficiosa (20 de enero), afirmando que la reserva aún se encontraba en España. Poco tiempo después, las querellas entre las organizaciones anarquistas y del POUM con el gobierno de socialistas y comunistas se manifestaron en los violentos enfrentamientos de mayo de 1937, que finalizaron con la derrota anarquista.
Pronto todos los implicados en el asunto del oro salieron de escena. Stashevsky fue ejecutado en 1937 y el embajador Rosemberg en 1938; Orlov, temiendo ser el siguiente, huyó ese mismo año a los EE.UU. al recibir un telegrama de Stalin. Los Comisarios del Pueblo de la Hacienda soviética, Grinko, Krestinsky, Margoulis y Kagan, fueron ejecutados el 15 de marzo de 1938, o desaparecieron de distintos modos, acusados de pertenecer al «bloque trotskista-derechista» antisoviético. En un alarde de sarcasmo, a Grinko también se le acusó de hacer «esfuerzos por socavar el poder financiero de la URSS». Los cuatro funcionarios españoles enviados para supervisar la operación fueron retenidos por Stalin hasta octubre de 1938 y sólo entonces se les permitió salir para lugares dispersos del extranjero: Estocolmo, Buenos Aires, Washington y México, respectivamente. Con respecto al embajador español, Marcelino Pascua, fue trasladado a París.

Uso del depósito

Los suministros militares soviéticos incluyeron tanques, aviones... En la imagen tanques T-26, suministrados a España en grandes cantidades.
En el Archivo Histórico del Banco de España se conservan los documentos del llamado "dossier Negrín", entre los que se encuentran los registros contables e informaciones sobre las cuentas de la operación y que fueron entregadas por su hijo, Rómulo Negrín al gobierno de Franco el 18 de diciembre de 1956. Esta documentación ha permitido a los investigadores reconstruir lo que ocurrió tras la recepción de las reservas españolas en Moscú, cuando los soviéticos fundieron las monedas, transformándolas en barras de baja aleación de oro (cobrando un precio exorbitante por hacerlo) y aprovisionando, a cambio, las cuentas bancarias de la Hacienda de la República en el extranjero.
Negrín firmó 19 órdenes de venta consecutivas entre el 19 de febrero de 1937 y el 28 de abril de 1938, dirigidas a los sucesivos comisarios del Pueblo para las Finanzas: G.F. Grinko (hasta mayo del 37), V. Tchoula (hasta septiembre del 37) y A. Zverev (hasta el final de la guerra). En ellas, el valor de la onza de oro troy, al curso del día de la orden de venta en el mercado de Londres, era convertido en libras esterlinas, dólares o francos franceses según el cambio de la City. Según Martín Aceña, en 1937 se vendieron 415 toneladas brutas (374 de oro fino), entre enero y abril de 1938 otras 58 (52), y, de las restantes, 35 (31) fueron separadas del depoósito original para constituir un segundo depósito que garantizaba un crédito de 70 millones de dólares. Así, en agosto de 1938 restaban 2 toneladas. La República obtuvo de las ventas de oro un total de 469'8 millones de dólares, 131'6 de los cuales quedaron en la URSS para saldar diversas compras y gastos. Los rusos se quedaron un 2,1% en concepto de comisiones y corretajes, y otro 1,2% en concepto de transporte, depósito, fundición y refino: en total, menos de un 3,3%, unos 14,5 millones de dólares. El 72% restante, 338,5 millones, fueron transferidos a la Banque Commerciale pour L'Europe du Nord, o Eurobank, de París, la organización financiera soviética en Francia, propiedad del Gosbank, el banco nacional de la Unión Soviética. Desde París, los agentes del Tesoro y diplomáticos pagaron las compras de armas y materiales adquiridos en Bruselas, Praga, Varsovia, Nueva York y México, entre otros lugares.
Con el oro español depositado en Moscú, los soviéticos mudaron el carácter de su ayuda y reclamaron inmediatamente al Gobierno republicano el pago de los primeros envíos, que aparentemente habían llegado como un regalo para combatir al fascismo internacional. Stashevski reclamó a Negrín 51 millones de dólares de deuda acumulada y los gastos de transporte del oro de Cartagena a Moscú. En la zona sublevada, las ayudas alemana e italiana tampoco fueron desinteresadas y tuvieron que ser pagadas, si bien alemanes e italianos permitieron que Franco fuese satisfaciendo la deuda una vez acabada la Guerra. Autores como Guillermo Cabanellas, Francisco Olaya Morales o Ángel Viñas critican la actuación y comportamiento de los soviéticos:
La Unión Soviética ofrece su ayuda a los republicanos, pero exige que el pago sea efectivo. Se desploma así todo idealismo. Rusia ha puesto su mirada de buitre en las reservas acumuladas en los sótanos del Banco de España (...) Rusia realiza un contrato mercantil en que una de las partes fijaba a otra condiciones leoninas. La Unión Soviética enviaba, abonándosele a un alto precio, material que, en definitiva, serviría a los rusos para probar su eficacia.
Los historiadores que han accedido al Archivo y al "dossier Negrín" creen que se puede afirmar que los soviéticos no abusaron de su posición ni estafaron a los españoles en las transacciones financieras, pero que tampoco hicieron concesión alguna; en palabras de María Ángeles Pons: "nada obtuvo gratis la República de sus amigos rusos" pues se encuentran registrados todo tipo de gastos y servicios facturados al gobierno. Sin embargo, autores como Gerald Howson sostienen la existencia de una estafa soviética en la gestión del depósito en Moscú, en la idea de que Stalin habría hinchado el precio del material de guerra vendido manipulando los cambios de rublos a dólares y de dólares a pesetas, cargando los tipos de cambio internacionales hasta un treinta y un cuarenta por ciento. En todo caso, Negrín ni estudió ni custodió los comprobantes de las compra de material militar para asegurarse de que fuese el necesario, y no el que los consejeros soviéticos consideraban oportuno, para asegurar su correcta distribución en el frente y para asegurar su calidad y precio.
También se habla del poder omnímodo que ejercieron entonces los comunistas, aprovechando la presión que podía ejercer la Unión Soviética con el control del oro. Según José Giral, a pesar de tener pagadas todas las compras de armamento, la Unión Soviética no enviaba ningún material si el gobierno de la República "no accedía antes a que fueran entregados a los comunistas importantes puestos militares y policíacos".
Ángel Viñas llegó a la conclusión de que el depósito de oro se agotó menos de un año antes del final de la Guerra Civil, gastándose íntegramente en pagos de armamento (incluyendo los costes de la operación). Autores como Martín Aceña u Olaya Morales critican los modelos hipotéticos de Viñas, que en su opinión carecen de pruebas que los validen al cien por cien, resultando por el momento imposible afirmar si fue así. Si, efectivamente, el depósito de oro fue íntegramente vendido a los soviéticos, queda no obstante sin responder la cuestión del gasto de todas las divisas generadas por la venta del oro y transferidas a la Banque Commerciale de l'Europe du Nord de París, ya que no se ha encontrado ningún documento, soviético o español, referente a tales operaciones. Martín Aceña concluye que "la investigación del oro no se ha cerrado del todo". En cualquier caso, agotado el oro, el escaso crédito de la Hacienda republicana se esfumó.

Los otros envíos

Además de las reservas de oro del Banco de España, a lo largo de la Guerra Civil Española afluyó a Moscú una cantidad indeterminada de metales preciosos de origen desconocido y procedente supuestamente de las incautaciones de la Caja General de Reparaciones, en una serie de envíos posteriores.
Están documentados el caso del mercante español Andutz Mendi, de 3.800 Tm. de desplazamiento, que atracó en Estambul el 14 de febrero de 1937 con un cargamento de cajas de oro. Su destino era Odessa, al igual que el del vapor Latymer, que en noviembre de 1938 declaró a las autoridades griegas una carga de "plomo argentífero". Igualmente, se sabe que el comunista austríaco Sigmund Rot hizo varios transportes de monedas de oro entre España y Praga, con destino Moscú; según la que sería dirigente de la resistencia francesa Dominique Desanti, el barco Cap Pinede desembarcó en Port Vendres un cargamento de oro y joyas que fue agregado en secreto a un convoy ferroviario de armamento defectuoso que se devolvía a la URSS; el comunista Domingo Hungría se llevó del tesoro acumulado en el Castillo de Figueras dos camiones cargados de oro y joyas, el comunista Villasantes, un camión cargado con maletas llenas de joyas, y un comandante del Batallón Especial de Líster, otros cuatro. Se desconoce que ocurrió con estos cargamentos y las divisas que pudiera generar su venta a la URSS. A finales de 1939, en la Banque Commerciale de l'Europe du Nord existían un total de 1.896 millones de francos a nombre de colegas, familiares y agentes del presidente Negrín.
Está por aclarar el destino de numerosas partidas de bienes y productos: los 2.500 millones de francos entregados al PCF para la creación de France Navigation, la liquidación de compañías y cuentas bancarias, saldos pendientes del gobierno republicano, y deudas del soviético con diversas compañías españolas. Así por ejemplo, el gobierno soviético adeudaba a la Campsa-Gentibus 1'5 millones de dólares, 800.000 libras, 4 millones de francos, y 41 millones de pesetas, además de los envíos no contabilizados. La CEA y la Mid-Atlantic ingresaron en los bancos soviéticos de París y Londres un total aproximado de 75 millones de francos, 25,5 millones de libras y 36 millones de dólares de los que nunca más se supo. A este conjunto de flujo financiero en favor de los soviéticos habría que añadir el valor de la , incautación por los soviéticos de 9 barcos españoles fletados por un valor aproximado de 8 millones de dólares.