viernes, 17 de abril de 2009

ESTOS MOLINOS DE VIENTO

En un lugar de Aragón de cuyo nombre no logro acordarme, existía una alcaldesa, que quizás fuese del PAR, que al igual que Don Quijote con gigantes de los grandes se empeño en de luchar.

Ya le dijeron algunos, no son gigantes señora, son unos cuantos molinos y se la va usted a dar.

Haciéndoles caso omiso, contra ellos fue a luchar, por supuesto se la dio, más no queriendo escuchar, de nuevo se levantó y se dispuso a luchar.

Otra vez se la pegó, y la prensa del lugar, sin dudarlo ni un momento no dejo de criticar, más la pusieron a caldo, y de ejemplo del lugar, de cómo las cosas no tienes que realizar.

De esta historia que les cuento, y que aun no se el final, solo pretendo que alguien cuando lea estas líneas no se de por aludida, pero si es inteligente saque alguna conclusión: Cuidado con los molinos si los quieres destruir, púes parecen tranquilicos pero están acostumbrados con el viento a girar, en todas las direcciones, con el fin de aprovechar la más mínima ocasión para moler ese trigo con el que luego amasar, su particular fortuna.

Los más viejos del lugar me enseñaron hace tiempo, que si dejas de engrasar esas ruedas del molino, no han de pasar muchos días sin que deje de girar, y esa es la oportunidad de poderte de acercar sin que corras el peligro de que te la puedas dar.


Esta historia es pura ficción, cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

1 comentario:

  1. EXCELENTE JOSE BLAS, OJALA TODO EL MUNDO PENSASE Y REFLESIONAE COMO YO LO ACABO DE HACER,AL LEER TU ARTICULO.

    PAR MI PERSONALMENTE SABIAS PALABRAS

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